A excepción de los casinos presentes en los complejos hoteleros orientados al turismo, donde está permitido que los privados administren (pero en colaboración con el estado) las salas de juego, en Uruguay los juegos de azar están completamente en manos del gobierno central que ejerce un verdadero monopolio. Un proyecto de ley que apunta a modernizar el sector poniendo fin al dominio absoluto del Estado está detenido en los laberintos del poder legislativo desde el 2014. La buena noticia es que actualmente en Uruguay los juegos de azar no están prohibidos y son por lo tanto un pasatiempo como cualquier otro.

Un aspecto que Uruguay tiene en común con muchas otras democracias de América latina es la falta de regulaciones sobre el mundo de los casinos en línea. Este estado de cosas tiene algunas consecuencias de interés primordial para el que quiere jugar en internet. De hecho, la falta de reglas precisas impide el desarrollo de un mercado interno, por tanto no existen casinos en línea con sede en Uruguay, pero al mismo tiempo esto deja completa libertad a los usuarios de decidir si entrar en los casinos extranjeros que aceptan apuestas provenientes de Uruguay. Obviamente, jugar en sitios del extranjero es completamente legal, pero implica peligros porque no existe ninguna garantía para el jugador en caso de falta de pago de las ganancias o en caso de fraude.